Nosotros

Hace más de 20 años, en la tranquila comuna de Quinta de Tilcoco, en la sexta región de Chile, nació una empresa familiar que revolucionaría la industria de los frutos secos y deshidratados: ENRIPAZ. Fundada por Enrique y María Paz, esta empresa se ha consolidado como un referente en la producción artesanal de frutos secos, ofreciendo productos de alta calidad que reflejan el esfuerzo y la dedicación de una familia unida.

Enrique y María Paz, con una visión clara y un profundo amor por la tierra, decidieron emprender este proyecto con la meta de entregar lo mejor de ellos a través de sus productos. Con un enfoque artesanal y un compromiso inquebrantable con la calidad, comenzaron a cultivar y procesar frutos secos y deshidratados en su propia tierra, utilizando métodos tradicionales que habían aprendido de sus antepasados.

Con el apoyo incondicional de sus hijos, Enrique y María Paz lograron expandir su pequeña empresa. Cada miembro de la familia aportó su granito de arena: desde el cultivo y la cosecha hasta el empaquetado y la comercialización. Juntos, enfrentaron desafíos y celebraron éxitos, siempre guiados por la perseverancia y el deseo de ofrecer productos excepcionales a sus clientes.

ENRIPAZ se distingue por su compromiso con la producción artesanal. Cada almendra, nuez y pasas que sale de su taller ha sido cuidadosamente seleccionado y procesado a mano, asegurando que solo los mejores productos lleguen a los consumidores. Este enfoque les ha permitido mantener una calidad constante y ganar la confianza de sus clientes.

A lo largo de los años, ENRIPAZ ha crecido y se ha adaptado a los cambios del mercado, pero nunca ha perdido de vista sus valores fundamentales. La empresa sigue operando desde la misma comuna de Quinta de Tilcoco, donde todo comenzó, y continúa siendo un negocio familiar donde la tradición y la innovación van de la mano.

Hoy en día, ENRIPAZ es más que una marca de frutos secos y deshidratados; es un símbolo de esfuerzo, dedicación y amor por el trabajo bien hecho. Enrique y María Paz, junto con sus hijos, siguen trabajando codo a codo para asegurar que cada producto refleje la pasión y el cuidado con el que fue elaborado. La historia de ENRIPAZ es un testimonio de lo que se puede lograr cuando una familia trabaja unida hacia un objetivo común: entregar lo mejor de sí mismos a través de productos que nutren y deleitan a sus clientes.